Historia de una estantería.
12:15
Probablemente más de uno de vosotros tendrá
un ALBERT en casa, en el baño, en su habitación…o quizá en un intento de
deshacerse de él ha terminado en la esquina del garaje.
Pues bien, demos a ALBERT una nueva oportunidad, un nuevo
renacer, porque se lo merece.
ALBERT fue herencia de nuestra antigua compañera de piso.
Primero almacenó libros, collares, velas… su siguiente dueño, aficionado al
ciclismo, utilizó sus repisas para colocar toda clase de herramientas y piezas
de bicicleta.
Una vez nos mudamos de casa nos dio pena dejarle abandonado,
después de todo lo que habíamos vivido con él, así que decidimos traerlo al
nuevo piso, aunque en un principio fuera en el trastero.
La casa nueva era cuqui, había dejado atrás el cutrismo
estudiantil, así que ALBERT necesitaba una reforma, un cambio radical que le
hiciera encajar en el nuevo dormitorio.
Así, con ayuda de una sierra, un metro, un lápiz, un
destornillador y papel plastificado con un estampado ideal, ALBERT se convirtió
en ALBERTIÑA.
Feliz fin de semana,
Beatriz.
0 comentarios